De las cosas que no se deben hacer en el dominó, destaca la de “trancar” y perder. Es de lo peor. Es una evidencia inequívoca e inapelable de la falta de experticia del ejecutante. Quien “tranca” y pierde daña al compañero y daña al dominó. Irrespeta al primero y desnaturaliza al segundo. Quien “tranca” y pierde, es un chambón. Ni más ni menos.

“Trancar” y ganar es lo normal, es lo que se espera del ejecutante. Ello no amerita ninguna felicitación ni reconocimiento. “Trancar” y perder es lo anormal, y amerita todo tipo de crítica y condena.

El conocimiento (o desconocimiento) de la ubicación de las fichas no jugadas, el cual deriva del conocimiento y aplicación de la Doctrina del juego, es el que permite conocer (por anticipado) el resultado de la “tranca”, y constituye el indicador cierto e inequívoco del nivel de juego del ejecutante.

“Trancar” y ganar es una evidencia de la pericia del ejecutante.”Trancar” y perder es una prueba de su impericia.

El resultado de la “tranca” no depende de la luna, ni del tarot, ni de la suerte… Depende del dominocista.

Quien “tranca” y gana, no hace sino cumplir con su obligación. Quien “tranca” y pierde, no hace sino confesar su incompetencia.

Todo aquel que “tranca” y pierde, trata por lo general, de justificar y/o explicar su mal proceder por:

A) La mala suerte
B) La falsa creencia

Ni lo uno, ni lo otro es válido. Nada que ver. El resultado de la “tranca” es consecuencia de la experticia (o falta) de todo aquel que “tranca”.

Nada tiene que ver la suerte con el resultado. Si en algún aspecto del juego la suerte no tiene ninguna participación, es en la “tranca”. Tal vez por ello, los protectores de la relatividad indiscriminada y de la arbitrariedad extendida, se opusieron (y oponen) a que el “Nivel de Eficiencia en Trancas (NET)”, sea tomado en cuenta para la consideración cualitativa de los jugadores.

En nada justifica la falsa creencia el resultado adverso. Creer equivocadamente que tal o cual ficha está en poder de tal o cual jugador, no justifica la pérdida de la “tranca”. Al contrario denota la impericia. La Doctrina del Dominó no se basa en creencias. Las creencias son propias de las Doctrinas religiosas. La Doctrina del Dominó está construida sobre análisis lógicos y hechos verificables. No sobre dogmas, ni posiciones de fe.

Todo aquel que pierde la “tranca” y trata de justificar lo injustificable de su disparate, y/o de explicar lo inexplicable de su dislate denota:

1.- Falta de experticia.
2.- Falta de responsabilidad.
3.- Falta de vergüenza.

Quien pierde un partido no significa, necesariamente, que juega mal. Más aún, nadie puede ganar todos los partidos que juega. Pero, quien pierde una “tranca”, o varias, si significa que juega mal.

Quien ejecuta una “tranca”, lo hace libremente. Nadie lo obliga a “trancar”. Es, consecuencialmente responsable por lo que hace.

De modo que, quien “tranca” y pierde no debe buscar culpables por todas partes, por la derrota, cuando el único culpable y responsable de la “tranca” perdida es el mismo.

La decisión de “trancar” una “mano” es de carácter libre. Nadie está obligado a “trancar”, si no quiere, o no sabe calcular el resultado. Quien “tranca” debe conocer a-priori el desenlace. Debe ganar la “tranca” Lo contrario, “trancar” y perder, es inaceptable. Es de lo peor. Es la negación del dominó. Es, “De lo que no se debe hacer”.