«...El concepto implícito en este tipo de jugadas, tiene por norte, y aspiración, anular, o al menos impedir al máximo el desarrollo de los planes de los integrantes de la pareja contraria. Tal como se ha visto el Dominó por Parejas es un caleidoscopio, cambiante y en movimiento, de cuadros ofensivos y defensivos. Ahora bien, para ejercer una conducta ofensiva, se requiere principalmente de recursos fácticos y tangibles. Mientras que para ejercer una conducta defensiva, se requiere, principalmente de recursos teóricos e intangibles. Una mano buena, con buenas fichas, resulta, las más de las veces, ganadora, aun si ha sido mal jugada. Una mano mala, con fichas malas, resulta las más de las veces, perdedora, aun si ha sido bien jugada. Y la incidencia de los dominocistas en el resultado, es determinante en uno y otro caso. Y esta incidencia es más o menos determinante, en la medida en que es mayor o menor la colaboración entre los integrantes de la pareja.

El concepto que aqui se comenta, se remite pues, a obstaculizar, a impedir al máximo, la colaboración entre los integrantes de la pareja contraria. Frustrar sus planes. Impedir el logro de sus objetivos. Equivale, en la práctica, a la ejecución de ciertas jugadas, tales como impedir la repetición de los palos iniciados por los contrarios, la ejecución de cuadros en contra y el cerrojo tendiente al bloqueo de la entrada en juego de las fichas de esos palos.

Y dentro de este mismo orden de ideas, vale recordar la incidencia de lo imponderable en el tratamiento de cada mano. Esto es la calidad de las fichas. Las características de las piedras permite tener una idea, un estimado, del resultado final. Y hace posible, por lo tanto, tener un diagnóstico y tratamiento adecuado en cada caso. Hay ocasiones en que el salidor de turno levanta una mano buena, una mano poderosa, que le permite llevar iniciativas, con claras pretensiones de victoria. Y entonces, no debe perder tiempo ni oportunidad para iniciar su ataque, y crear la mayor suma posible de dificultades a la pareja contraria...» (1)