Los reclamos y discusiones son el “pan de cada día” de muchos dominocistas. Cada quien tiene una idea diferente del dominó. Cada quien entiende las cosas de un modo distinto. Cada quien actúa “como le da la gana”. Y así, lo que se genera es una agresión y desconsideración del compañero, por una parte, y por la otra, una expresión de capricho y arbitrariedad, enmarcada en la mala conducta y la vanidad. Todo lo cual conforma una especie de Torre de Babel, en la que todos hablan, pero no se escuchan, ni se entienden

El dominó por parejas no es un juego individual. Al contrario, es un juego de equipo, de dos contra dos, en el que es imperativa la buena comunicación, entendimiento y armonía entre los integrantes de la pareja.

La buena comunicación requiere de un medio de información lícito, racional e inequívoco, que transmita en todo momento, las fuerzas y debilidades de cada quien, lo cual se logra con la diferenciación entre las jugadas “con pensada previa” y “sin pensada previa”. Adicionalmente es necesaria la práctica de una doctrina común. Así, y solo así se logra el entendimiento y armonía entre los integrantes de la pareja.

A título de ejemplo se señala a continuación un caso típico:

El salidor sale con . El segundo jugador tiene las siguientes fichas: , , , , , y , y coloca “sin pensada previa” el . Pues bien, más allá de que dicha escogencia sea correcta o no, evidentemente que la colocación de dicha ficha “sin pensada previa” es total y absolutamente incorrecta, ya que engaña al compañero al no informar sobre la tenencia de otras fichas del “palo” cinco en su “mano”.

Al proceder así el segundo jugador no solo engaña al compañero, sino que desnaturaliza el juego. Omite la información pertinente, fundamento del conocimiento de las fuerzas y debilidades de cada quien, y evita que pueda funcionar la ayuda recíproca que se deben prestar los compañeros de pareja.

El engañar al compañero constituye según el caso, una acción de buena o mala fé. Es de buena fé cuando se hace sin conciencia, asumiendo que el dominó no es un juego de conocimiento y de equipo, sino de “viveza” y de carácter individual. Es de mala fé cuando se pretende engañar a los contrarios, utilizando un código de información de carácter ilícito, tramposo y clandestino.

Cualquiera que sea el caso, es reprobable. Tanto la falta de conocimiento en el primer supuesto, como la falta de probidad en el segundo.

En el dominó, como lo he repetido innumerables veces, tanto o más importante de lo QUE se juega, de que ficha se coloca en la mesa, es el COMO se juega, de cómo se coloca en la mesa, con prontitud o con demora.

El COMO se coloca la ficha en la mesa, va referido a las jugadas “con pensada previa” y “sin pensada previa”, las cuales transmiten información atinente a la posesión o no de fichas del “palo” que se castiga, y a la fuerza o no en el “palo” que se inicia. Así se llega a conocer las fuerzas y debilidades de la “mano” del compañero, y se le puede brindar la ayuda correspondiente.

La colocación “sin pensada previa” del en el ejemplo referido antes, constituye una violación flagrante de la información debida. La colocación rápida del omite informar al compañero sobre la posesión de otros elementos del “palo” cinco. Tal omisión no tiene explicación ni justificación alguna. Recuérdese que las fichas levantadas por el jugador en cuestión son: , , , , , y . Esto es, la “mano” presenta cuatro elementos que casan con el “palo” cinco de salida. Por lo cual la castigada del debe ser hecha “con pensada previa”. Y en consecuencia la colocación del “sin pensada previa” es incorrecta, indebida e impropia.

Y hay más. La jugada en referencia, la colocación “sin pensada previa” del , no solo es incorrecta, indebida e impropia en su aspecto adjetivo, sino que también lo es en su aspecto sustantivo. Dicha jugada no tiene ninguna explicación lógica, ni racional. No tiene ningún asidero, salvo el capricho y la arbitrariedad de su ejecutante. Todo lo cual constituye una agresión y un irrespeto al compañero, y un desconocimiento flagrante de la naturaleza misma del dominó por parejas.