El amigo Francisco Castañeda me remitió en días pasados, su reciente artículo, “El Profesor de los Disparates”, y me solicitó mi opinión al respecto.

Una vez que terminé de leer el artículo, le sugerí a Francisco que revisara el mismo, no fuera cosa que hubiera algún error en el texto, ya sea en la indicación de las fichas levantadas por el “Profesor de los Disparates”, ya sea en la elección de la colocada, ya sea en las palabras dichas por el mismo “Profesor”, en defensa de la ficha que colocó.

Francisco me respondió que en el artículo no había error alguno, ni en las fichas levantadas, ni en la que colocó, ni en las palabras emitidas por el “Profesor”…

Asombrado y perplejo, por la jugada insólita del “Profesor” (???), y más aún por su defensa de la jugada, señalo a continuación mi opinión al respecto:

PRIMERO: Muy adecuado el título. Lo hecho y dicho por el “Profesor” (???) constituye una serie de disparates.

SEGUNDO: El injustificado desaprovechamiento por parte del “Profesor” (???) , de la mayoría adquirida que tenía en el “palo” cuatro, habida cuenta que tenía tres fichas del “palo” de la ficha de salida, del “palo” cuatro: sin ningún otro dos en su “mano”, con dos elementos del “palo” cinco y con un elemento del “palo” seis..

TERCERO: La inexplicable colocación por parte del “Profesor” (???), en su primera jugada, del , con lo cual, no solo debilitó notable y evidentemente su mayoría adquirida en el “palo” cuatro, sino que desperdició una oportunidad para conocer e ir conociendo la ubicación de fichas no jugadas, específicamente las fichas dobles superiores al “palo” de salida.

CUARTO: La inefable respuesta del Profesor (???) a la pregunta que al final de la “mano” le hiciera su compañera: ¿Por qué jugó y no ?, a saber: “No juego el porque solo tengo dos elementos y puedo encontrar un “violín” de dicho “palo” en manos del tercer jugador” (???).

Al respecto vale el comentario de Francisco, que transcribo a continuación: “…¿Que clase de “Profesor” es usted? Usted dice que no jugó porque nada más tiene dos elementos de dicho “palo” y puede encontrar un “violín” en manos del tercer jugador, ¡muy bien!, ese argumento suena técnico “aunque sea un disparate”, ¿Pero cuántos elementos del “palo” dos tiene?...¿Es que acaso a usted no le importa descubrir la ubicación de las fichas no jugadas lo antes posible, y más aún, si estas fichas pertenecen a los elementos de la serie alta, como lo son los cincos y los seis?¿Es que acaso no se dio cuenta que su juego ofensivo son las fichas del “palo” cuatro y el “palo” cinco, y al jugar el , se queda invalido a la hora de atacar con el “palo” cuatro” por el “palo” dos?...”

Dicho lo anterior, paso a enumerar los disparates del disparatado profesor:

PRIMER DISPARATE: Al castigar la ficha de salida por debajo, con el , pudiendo castigarla por encima, con el , o , de conformidad al Principio atinente a “Castigar por encima la salida del Contrario”, genera en su “mano” una “falla”, una debilidad, un hueco…en el “palo” dos.

SEGUNDO DISPARATE: Al castigar la ficha de salida por debajo, con el , pudiendo castigarla por encima, con el , o , de conformidad al mismo Principio antes mencionado, implica un des-propósito para conocer e ir conociendo la ubicación de fichas no jugadas de “palos” superiores al de salida, sobre todo los dobles de dichos “palos”, y …

TERCER DISPARATE: La respuesta-defensa de la jugada del , a la pregunta de la compañera, argumentando que no jugó el porque podía encontrar un “violín” de seis en manos del tercer jugador, es más valido aún en el caso del , ya que, por solo señalar lo obvio, en su conjunto inicial de fichas tenía dos del “palo” seis, el y un seis más, y tenía un solo elemento del “palo” dos, el …

CUARTO DISPARATE: Pretender que la compañera tenga facultades adivinatorias. Que descubra las fichas no jugadas por algún agüero, sortilegio o sencillamente por azar…

QUINTO DISPARATE: Pretender negar el aspecto racional y lógico que tiene el dominó. Su naturaleza y su aspecto orgánico...

Así están las cosas. En el país de los ciegos, el tuerto es rey…Y en el dominó, hay muchos ciegos, muchos sordos, y muchos, demasiados “profesores” tuertos…