A la sección de “Preguntas y Respuestas” de mi programa radial de dominó, que se transmite todos los viernes a las dos de la tarde por Radio Continente, me llegó la siguiente pregunta: ¿Qué ventajas y desventajas presentan los torneos individuales y los por pareja?
Antes de entrar de lleno en el análisis de las ventajas y desventajas de los torneos individuales y por pareja, veamos algunos aspectos de carácter general del juego propiamente dicho.
PRIMERO: Si bien es cierto que el dominó por parejas, es un juego como su nombre lo indica, de dos contra dos, ello no significa que los miembros de las parejas deben ser siempre las mismas. Naturalmente que cada quien, se sentirá más o menos cómodo (bien o mal, mejor o peor), con tal o cual compañero. Pero, ello no implica necesariamente, que pueda jugar siempre con el compañero que le agrada, con el que se siente más cómodo, con el que se siente mejor.
SEGUNDO: Jugar frecuentemente con la misma persona como compañero, aparte de la comodidad antes aludida, implica por una parte, el desarrollo de cierto mimetismo entre los compañeros, esto es, se van pareciendo (se van entendiendo) cada vez más y mejor; y por la otra, van conociendo y comprendiendo recíprocamente, el significado de ciertas reacciones corporales, en el entendido que dichas reacciones no son necesariamente dolosas o de mala fe.
TERCERO: Jugar por lo general con distintas personas como compañero de pareja es otra cosa. Por una parte impide ese “acostumbramiento” al proceder del otro, ya que, amén del nivel de juego de cada quien, los códigos de expresión corporal son distintos. En Venezuela tienen mucho arraigo las llamadas “pollas”, esto es, una serie de partidos, entre cuatro, cinco o seis jugadores, en los que se rotan las combinaciones de las parejas. Una especie de todos contra todos.
Por todo lo antes señalado resulta que en el Dominó por Parejas, hay ciertos aspectos muy importantes, determinantes si se quiere, de fondo y forma, a tomar en cuenta, a saber:
A) El nivel de juego.
B) El nivel de probidad.
El nivel de juego de los jugadores es variable. No todos tienen el mismo nivel. Unos juegan bien, otros lo hacen mal y otros regular. En función de tal realidad, el jugador de buen nivel, cuando tiene por compañero un jugador de nivel deficitario, navega en aguas turbulentas. Y con frecuencia la navegación se convierte en naufragio. El compañero, “sin querer queriendo”, lejos de ayudarlo, lo perjudica en muchos casos. Tal efecto no es favorable, ni agradable para el jugador de buen nivel.
El nivel de probidad de los jugadores también es variable. No todos tienen el mismo nivel. Unos hacen trampas y otros no. Unos respetan y acatan el “Juego Limpio”, el “Fair Play”, y otros no. En función de tal realidad, las parejas “amañadas” tienden a transmitir información mediante señas no permitidas. Señas prohibidas. Esa ayuda es ilegal, impropia e incorrecta.
Por todo lo antes dicho, es evidente que en los torneos de carácter individual, por lo general abiertos, sin ningún agrupamiento de los participantes por su nivel de juego, la presencia y participación de los “señeros”, los tramposos, es menor, y por lo tanto, el nivel de probidad de los participantes, en principio, es superior al que se presenta en los torneos por pareja.
Eso en lo que concierne al nivel de probidad. Pero, en lo atinente al nivel de juego, los torneos individuales dejan mucho que desear.
Tal paradoja no es fácil de resolver. Y menos aún mientras se mantenga el actual estado de cosas, el “status quo”. Esto es:
A) Que se admita la presencia y participación de los “señeros” en todo tipo de competencias.
B) Que se admita la presencia y participación de cualquier persona, incluso sin conocimientos de dominó, en todo tipo de competencias.
C) Que se supedite la presencia y participación de “Raimundo y todo el mundo” en las competencias, al simple hecho de pagar un dinero (una inscripción).
Si, de verdad, las autoridades competentes se interesan por el dominó. Si, de verdad, les interesa el desarrollo y mejoramiento de los jugadores. Si, de verdad, les importa el buen nivel de las competencias, deben de corregir el “status quo”.
Deben de actuar, en base a dos directrices fundamentales: el nivel de juego y el “Fair Play”…Lo demás es pura carpintería…