«...Desde un punto de vista puro, no contaminado por incidencia alguna, es válido afirmar que el dominocista debe repetir los palos que inicia el compañero. Esta es la forma nata de dinamizar la relación de colaboración entre los integrantes de la pareja. De tal modo, se concretan planes, se definen situaciones y se logra el mejor desarrollo y aprovechamiento de los recursos disponibles. La no repetición de los palos iniciados por el compañero, significa, en la inmensa mayoría de los casos, que el dominocista en cuestión, no tiene la ficha pertinente.

Y por razonamiento extensivo se llega al conocimiento de que esa ficha está en poder de los jugadores contrarios. Ahora bien, la repetición de los palos iniciados por el compañero, debe estar supeditada a las siguiente condiciones: A) Que en efecto, el compañero haya iniciado tal o cual palo. B) Que el jugador en turno, tenga fichas de ese tal o cual palo iniciado por el compañero. C) La forma, la manera, el modo en que el jugador inicio ese tal o cual palo. Ahora bien, el cumplimiento de las dos primeras condiciones no dependen de la voluntad del hombre, del dominocista. Mientras que el cumplimiento de la tercera, si depende, y se remite a la decisión soberana del dominocista, quien, en atención a la forma, la manera, el modo en que fue iniciado tal o cual palo, procederá en consecuencia...» (1) «...si determinado palo es iniciado de modo franco, firme, resuelto, "sin pensada previa", el que así procede tiene más fichas de ese palo. Mientras que, si determinado palo es iniciado sin firmeza, con ambigüedad, con demora, "con pensada previa", el que así procede no tiene interés en ese palo...» (2)